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Un nuevo ciclo del capital impulsa la excepcional situación de Estados Unidos

Realizar pronósticos en materia económica reviste cierta dificultad, aunque entender el ciclo del capital puede ayudar en este sentido. La inversión en inteligencia artificial (IA) ha embarcado a Estados Unidos en un nuevo ciclo de capital. Esto se ha traducido en un panorama cambiante en que se tienen probables ganadores y perdedores a escala sectorial.

AUTOR

Robert M. Almeida, Jr.
Gestor de carteras y estratega de inversión mundial

En resumen

  • Realizar pronósticos en materia económica reviste cierta dificultad, aunque entender el ciclo del capital puede ayudar en este sentido.
  • La inversión en inteligencia artificial (IA) ha embarcado a Estados Unidos en un nuevo ciclo de capital.
  • Esto se ha traducido en un panorama cambiante en que se tienen probables ganadores y perdedores a escala sectorial. 

Aunque los pronosticadores del mercado de renta variable se equivocan casi la mitad de las veces, suelen exhibir un mayor porcentaje de aciertos que los economistas, que predijeron una recesión en EE. UU. en 2024 y un descenso de la inflación hasta el 2%. En fechas más recientes, el último informe en materia de empleo en Estados Unidos puso de relieve que el número de empleos que se crearon en diciembre superó sin problemas las previsiones del consenso en más de tres desviaciones típicas. 

¿Por qué resulta tan difícil elaborar modelos económicos?

La preparación de pronósticos económicos merece un adjetivo más fuerte que «difícil». Se trata de una tarea excepcionalmente ardua y compleja. Aunque en esto entran en juego varios factores, en esencia, el producto interior bruto no es una medida estática como la riqueza, el valor de las empresas o la capitalización de los mercados bursátiles. En lugar de eso, el PIB captura el flujo dinámico del capital dentro de una economía, rastrea de forma meticulosa los gastos —su magnitud, localización y origen— y abarca muchas variables que fluctúan en direcciones opuestas. 

Como resultado, los flujos de datos agregados que se emplean en la elaboración de modelos económicos pueden tornar difícil, a veces, la tarea de identificar un cambio de tendencia o de rumbo. Los datos aparentemente insustanciales o irrelevantes suelen infravalorarse, e incluso pasarse por alto. A menudo, los datos más críticos, como los que marcan el final o el principio de cambios de rumbo significativos en el flujo de capital, se revelan años después como importantes puntos de inflexión. 

En este punto es donde pueden complementarse un enfoque ascendente (bottom up) y un pronóstico descendente (top down).

El ciclo económico a través del ciclo de capital

El objetivo de los mercados de capital estriba en aunar a los ahorradores de la sociedad, a aquellos que buscan rentabilidades superiores a los rendimientos del efectivo y aquellos que tienen ideas pero necesitan fondos. A cambio de capital, los emprendedores están dispuestos a renunciar a parte del posible «botín». Dado que el capital se asigna en función de la utilidad y el riesgo potenciales del proyecto, el lugar al que se asigna el capital y el lugar desde el que se asigna denotan dónde se producen el crecimiento y la contracción del mercado privado.

A título de ejemplo, podemos observar esto en el ciclo económico muy dilatado en el tiempo, aunque débil, al que asistimos tras la crisis financiera de 2008. Los hogares y los bancos emprendieron una reparación de balances que explica años de austeridad y desapalancamiento que desinflaron el crecimiento económico. Habida cuenta del anémico crecimiento de los ingresos, las firmas de los mercados desarrollados agravaron el malestar existente al proceder a la deslocalización (offshoring), lo que supuso un recorte de los costes y los gastos. Los crecientes riesgos de deflación hicieron que los bancos centrales reavivaran el ciclo de capital mediante la supresión artificial de los costes de financiación. Aunque esto derivó en el nacimiento de un nuevo ciclo de capital, no fue el ciclo espoleado por una inversión en activo fijo material que muchos esperaban. En su lugar, el capital recién creado se distribuyó a los accionistas a través de dividendos y recompras de acciones, lo que culminó en uno de los ciclos económicos más largos en décadas, el cual trajo consigo una inmensa riqueza para muchos accionistas.

Así pues, ¿hacia dónde fluye hoy el capital y explica la respuesta a esta pregunta el estado actual de la situación excepcional en materia económica de Estados Unidos? Y lo que es más importante, ¿puede darnos una idea de lo que deparará el futuro?

El ciclo del capital y por qué reviste relevancia

Muchos de los bienes que se consumen en Estados Unidos —lo que incluye muchos bienes relacionados con la seguridad nacional— se fabrican fuera del país. Por consiguiente, las empresas no han tenido que crear capital tangible porque China lo ha hecho por ellas en beneficio de los accionistas. 

Sin embargo, en los últimos años, la combinación de la pandemia, el recrudecimiento de las tensiones geopolíticas y las perspectivas de futuros aranceles ha supuesto un giro en este sentido. Se está cambiando un sistema eficiente y de bajo coste por un sistema en el que los productos se fabrican de una forma más simple y más cerca del país en cuestión. Tras muchos años de retroceso en la inversión de capital por parte de las empresas estadounidenses en relación con las ventas, hoy se está invirtiendo la tendencia. Ha surgido un nuevo ciclo de capital, aunque esto representa solo una parte de la historia. 

Puesto que Estados Unidos alberga gran parte del ecosistema de la inteligencia artificial, el país está succionando la capacidad de inversión a escala mundial. El gráfico que aparece a continuación ilustra el nivel neto de inversión internacional estadounidense (la diferencia entre las inversiones de los residentes estadounidenses en el extranjero y la inversión extranjera en el país). En un nivel de -22 billones de USD, la cifra cuadruplica con creces el importe que se constataba desde el periodo previo a la crisis financiera mundial.

El ecosistema de la IA requiere unas ingentes inversiones. Aunque hay más de 8.000 centros de datos en todo el planeta, la mayor parte se encuentra en Estados Unidos. Piense en ellos como fábricas de IA que convierten la energía y los datos en resultados similares a los humanos. Solo las necesidades físicas y de capital de los centros de datos —sin contar con la demanda de refrigeración, energía y similares— son enormes. 

Este giro en el uso del capital ayuda a explicar la situación excepcional en Estados Unidos y podría sustentar la idea de que el reciente informe laboral de Estados Unidos no debería haber sido tan sorprendente como lo fue. 

El ciclo del capital de la década de 2010 desinfló los costes y produjo muy poco crecimiento económico, si bien generó unos beneficios y una riqueza enormes para los accionistas. Ese ciclo de capital ha terminado. El ciclo actual es diferente. Se están inflando los costes en materia de equipos y mano de obra, lo que impulsa el crecimiento, la situación excepcional en Estados Unidos y la subida de los tipos de interés. Lo que queda por ver es cómo incidirá esto en los beneficios y, por ende, en las cotizaciones bursátiles.

Beneficios futuros y rentabilidades en la renta variable

Los beneficios estadounidenses son elevados, ya que las empresas han podido mantener los altos precios del periodo en que se brindaban ayudas por la pandemia. Además, los inversores están entusiasmados con la perspectiva de futuros recortes en el impuesto de sociedades y un crecimiento superior y sostenido del PIB de EE. UU., y extrapolan todo ello a continuas ganancias de beneficios. 

Aunque esto es una posibilidad, el cambiante ciclo de capital apunta a un desenlace probablemente diferente. Las inversiones en recientes fechas ya han dado lugar a nuevos productos en diversos sectores. El incremento de la oferta, en particular la que comprende productos mejores o más baratos que los existentes, pone en entredicho el poder de fijación de precios de las empresas consolidadas y las obliga a realizar más inversiones. Unos precios más bajos y unos costes más altos suponen un gran obstáculo para las empresas, que es lo que implican hoy las cotizaciones de la mayoría de los valores. 

Pongamos como ejemplo los bienes de consumo. Por lo general, el poder de marca ha reemplazado al proceso de diligencia debida, y ha proporcionado cuota de mercado y beneficios. La IA ha cambiado esta tendencia. Una consulta en línea a través de un motor de búsqueda común nos presenta productos con grandes presupuestos publicitarios, pero los grandes modelos lingüísticos (LLM, por sus siglas en inglés) irán más allá, al reducir las interferencias procedentes del marketing y ofrecer productos a la medida de los consumidores. Los LLM se convertirán en un caballo de batalla para el consumidor al leer lo que dicen los expertos del sector y comprobar todas las reseñas de los clientes, entre otras cosas. En otras palabras, la IA empoderará a los consumidores, lo que planteará inmensos retos y traerá consigo cambios en múltiples sectores, un hecho que podría suponer una decepción respecto de las altísimas expectativas actuales de los inversores. 

Conclusión

Se ha producido un cambio sustancial en el ciclo de capital. En lugar de financiar dividendos y recompras, muchas empresas están financiando proyectos tangibles. Aunque eso podría significar un mayor crecimiento y una inflación más elevada, también podría implicar un grandísimo cambio en los ganadores y los perdedores. 

De cara al futuro, los líderes de los mercados bursátiles serán, a buen seguro, aquellas empresas que se escuden frente a la competencia y sean capaces de proteger los márgenes de beneficios. Las rezagadas serán probablemente aquellas susceptibles a los cambios que podrían forzar las firmas cuyos productos de bajo coste están en las estanterías inferiores (ankle-biters). Del mismo modo que los generales afrontan la próxima guerra como lo hicieron con la última, los índices de referencia están posicionados para un paradigma del pasado, no del futuro. Somos de la opinión de que los gestores activos con visión de futuro que empleen un prisma propio del ciclo del capital se destacarán del pelotón.  

 

Las opiniones expresadas pertenecen al autor o autores y pueden variar en cualquier momento. Dichas opiniones se ofrecen exclusivamente a título informativo y no deberán considerarse una recomendación para comprar ningún título ni una incitación o asesoramiento de inversión. Las previsiones no están garantizadas. Las rentabilidades pasadas no garantizan los resultados futuros.

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