En resumen
- La rentabilidad inferior de las estrategias de baja volatilidad en comparación con los índices ponderados por capitalización ha incitado a algunos inversores a preguntarse si este estilo ha perdido su eficacia. No obstante, la evolución de la volatilidad es coherente con la de otros ciclos de mercado.
- Nuestra estrategia defensiva de baja volatilidad trata de evitar las acciones más volátiles, aunque no por ello se centra en exclusiva en un pequeño grupo formado por las acciones menos volátiles.
- En lo que podría considerarse un entorno de subida de tipos, parece razonable pensar que las perspectivas de una estrategia de baja volatilidad serán más positivas que negativas.
En la última década, el enfoque de inversión de baja volatilidad ha evolucionado desde una prima de riesgo factorial académica hasta una comprensión de los fundamentales empresariales influenciados por los ciclos de mercado. Los datos empíricos demuestran que, históricamente, las acciones de bajo riesgo han batido a sus homólogas de alto riesgo, aunque su rentabilidad durante la pandemia mundial de 2020 sugiere una evolución poco uniforme.
En este artículo, analizaremos:
1) La rentabilidad inferior de la prima de baja volatilidad durante el calentamiento del mercado vinculado a la pandemia de coronavirus, y demostraremos que los inversores a largo plazo pueden seguir beneficiándose de una asignación a las acciones de menor riesgo.
2) Cómo el enfoque de inversión de baja volatilidad de MFS está específicamente posicionado para sacar partido de las anomalías de baja volatilidad.
3) La rentabilidad de las acciones de baja volatilidad desde la óptica de los ciclos de mercado y ofreceremos nuestra opinión sobre las perspectivas de estas acciones.
Rentabilidad de la baja volatilidad durante el calentamiento del mercado vinculado a la pandemia de coronavirus
Si bien las acciones de baja volatilidad se han comportado de forma excepcional en la última década, el periodo de tres años transcurrido desde 2018 hasta 2020 ha demostrado la incapacidad del factor para mantener el ritmo del índice ponderado por capitalización. Las acciones de baja volatilidad no aportaron la protección bajista esperada durante la espiral de ventas masivas provocada por la crisis de coronavirus de 2020. Así pues, no resulta sorprendente que los inversores se estén preguntando si el factor ha dejado de funcionar. En primer lugar, analizaremos las acciones de baja volatilidad dentro de los ciclos de mercado; a continuación, examinaremos la reciente corrección del mercado; y, por último, compararemos los fundamentales de las cestas de acciones de baja volatilidad con los de las cestas de acciones de alta volatilidad.
Baja volatilidad y ciclos de mercado
Dada la rentabilidad inferior de las estrategias de baja volatilidad en comparación con los índices de mercado generales ponderados por capitalización en 2020, es posible que los inversores se estén preguntando si el estilo de baja volatilidad ha perdido su eficacia y si, tal vez, representa un enfoque defectuoso, aunque esté en boga. No obstante, cuando comparamos la reciente rentabilidad de las acciones de baja volatilidad con su rentabilidad en ciclos anteriores, observamos que los activos de mayor riesgo suelen ser favorecidos en las primeras etapas de los ciclos. En estos entornos, las acciones de baja volatilidad suelen despuntar y, a menudo, superan con creces a sus homólogas de alta volatilidad. La rentabilidad inferior registrada en 2020 no alcanza los niveles extremos observados en los primeros meses de 2009, al final de la crisis financiera mundial, que marcó el principio de un ciclo en el que las acciones de baja volatilidad registraron una rentabilidad superior en las etapas más avanzadas.
En el artículo de MFS «Factor Dynamics Through the Cycle» (Dinámicas factoriales a lo largo del ciclo) (febrero de 2021, Morrison, Stocks, Bryant) se explica el comportamiento de los factores durante las cuatro fases de un ciclo tradicional: recuperación, expansión, desaceleración, contracción. El artículo muestra cómo determinados factores como la beta del mercado y las pequeñas capitalizaciones suelen impulsar las primeras etapas de los ciclos, mientras que otros factores como la rentabilidad y la baja volatilidad solo aparecen como catalizadores en las últimas etapas. Basándonos en el análisis realizado por los autores de los ciclos de mercado en Estados Unidos desde 1989, no prevemos que la baja volatilidad represente una característica de las acciones que despunten en las primeras etapas del ciclo.
En el gráfico 1 se comparan las rentabilidades de los mercados alcistas (primeras fases del ciclo) y las rentabilidades de los mercados bajistas (últimas fases del ciclo) de los peores a los mejores periodos desde 1991. En cada mercado bajista (parte superior del gráfico), las acciones de baja volatilidad baten a sus homólogas de alta volatilidad. En cambio, en los mercados alcistas (parte inferior del gráfico), las acciones de alta volatilidad registran, por lo general, una rentabilidad superior y, en ocasiones, muy superior.
El último periodo en la parte derecha muestra que, durante el último mercado alcista (iniciado en abril de 2020), las acciones de mayor volatilidad han generado una rentabilidad relativa excepcionalmente sólida en comparación con las acciones de menor volatilidad. Para los inversores interesados en las estrategias de baja volatilidad, el gráfico ilustra lo que cabe esperar durante las fases iniciales y las fases finales del ciclo. Nos parece importante mencionar que los mercados alcistas pueden durar varios años, mientras que los mercados bajistas suelen ser más cortos, aunque su magnitud puede ser igual de importante. Los periodos alcistas que se muestran a continuación duraron unos 40 meses de media, mientras que los periodos bajistas tuvieron una duración media de 14 meses.